Cada año desde 1986, los Premios Princesa de Asturias entregan, entre otros, un galardón a la Concordia. Según el reglamento de la Fundación, este premio está destinado a la "labor de defensa y generalización de los derechos humanos, del fomento y protección de la paz, de la libertad, de la solidaridad, del patrimonio mundial y, en general, del progreso de la humanidad".

En 2003, 17 años después de su nacimiento —el primero se entregó a la Vicaría de la Solidaridad de Chile, una organización de carácter católico fundada en 1976 que trabajó dando asistencia jurídica, económica, técnica y espiritual a las personas perseguidas por el régimen militar de Augusto Pinochet, la Fundación Princesa de Asturias (FPA, entonces Príncipe de Asturias) eligió a la escritora británica J. K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter, por las "características de su obra" que, trascendiendo el ámbito literario, se convirtió en un "vínculo de unión entre continentes y generaciones que promueve la imaginación como fuente de libertad al servicio del bien y la cooperación y la solidaridad entre las personas".

Ahora, más de 20 años después de aquel premio, la trascendencia de la figura de J. K. Rowling ha sumado otros tintes, ajenos a la literatura juvenil. Si bien sigue siendo una de las escritoras más aclamadas gracias al mundo fantástico que creó en torno a la figura del joven mago, desde hace unos años su nombre ha estado más ligado a la polémica que a la literatura.

Acusaciones de transfobia 5y1o1l

Todo empezó en 2018, cuando un 'like' de J. K. Rowling se coló en un mensaje publicado en Twitter (ahora, X) en el que se refería a las mujeres trans como "hombres con vestidos". La portavoz de la escritora fue la encargada de asegurar a la revista Pink News que había sido un accidente —"Me temo que J. K. Rowling ha tenido un momento de torpeza y propio de la mediana edad"— y ella misma dijo después que no quería marcar el comentario sino hacerle una captura de pantalla.

Sin embargo, a partir de 2019 sus visiones sobre las personas transgénero fue más clara. Después de seguir a la youtuberMagdalen Berns, activista lesbiana conocida por sus opiniones acerca de los derechos de la mujer en base a su sexo biológico, continuaron las críticas. En esta ocasión, Rowling itió que la seguía aunque sin mencionar específicamente su postura abiertamente tránsfoba.

Ese mismo año, J. K. Rowling ya fue acusada directamente de transfobia, después de publicar un tuit en el que manifestaba su apoyo a Maya Forstater, una investigadora despedida por publicar un artículo en el que, entre otras ideas, defendía que las mujeres trans no son realmente mujeres, así como que la "diferencia sexual" entre hombres y mujeres es una realidad "inmutable".

Desde entonces, entre 'likes' y comentarios, Rowling ha dejado clara su postura: no considera mujeres a las mujeres trans. La última polémica es bastante reciente: hace apenas unos días, la escritora publicó un tuit sobre la nueva norma de la Federación de Boxeo que obliga a realizar test genéticos de género, que afectaría a la campeona olímpica Imane Khelif. La boxeadora argelina ha sido objeto de multitud de insultos y en determinados sectores —TERF— se la ha acusado de ser trans. "Es una victoria para las mujeres porque no serán golpeadas hasta la muerte en el ring por hombres", escribió Rowling.

Varios de los actores clave de las películas que encarnaron la historia de Harry Potter se han manifestado en contra de la postura de la autora de la saga, entre ellos Daniel Radcliffe (Harry Potter) y Emma Watson (Hermione Granger). Radcliffe aseguró en 2020 que debería hacerse más "para apoyar a las personas transgénero y no binarias, no invalidar sus identidades", mientras que Watson insistió en que "las personas trans son quienes dicen ser y merecen vivir sus vidas sin que se les cuestione constantemente ni se les diga que no son quienes dicen ser".

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