La sonrisa de Gaza
Tenía 11 años y repartía helado en medio de la guerra: Israel mata a Yaqeen Hammad, la voz más joven de Gaza
Los detalles Voluntaria, creadora de contenido y símbolo de esperanza para los niños de Gaza, Yaqeen mostraba con alegría la vida bajo las bombas. Su historia fue truncada por un ataque que dejó sin voz a toda una generación.

Resumen IA supervisado
Yaqeen Hammad, con solo 11 años, se convirtió en un símbolo de esperanza en Gaza, un lugar asediado por la guerra. A pesar de la adversidad, Yaqeen difundía alegría y fuerza a través de las redes sociales, mostrando su vida sin filtros y llevando sonrisas a los niños afectados por el conflicto. Orgullosa de su identidad, dejó la escuela para trabajar como voluntaria, ayudando a los más necesitados. Aunque su vida fue truncada por un ataque israelí, su legado de resistencia y alegría perdura. Yaqeen dejó una marca imborrable en Gaza y en el mundo, demostrando que "en Gaza nada es imposible".
* Resumen supervisado por periodistas.
Con tan solo 11 años, Yaqeen Hammad se convirtió en un símbolo de esperanza en medio del horror. En una tierra asediada, donde la infancia suele ser borrada por el estruendo de las bombas, Yaqeen se alzó como una luz, como un puente entre el dolor y la alegría. Este viernes, esa luz fue apagada por un ataque israelí que terminó con su vida. Pero su legado ya es eterno.
"El invento de la guerra. ¿Nos cortan el gas? ¡Así que hacemos nuestro propio gas!", decía con una mezcla de ingenio e inocencia, mientras explicaba cómo, con un simple ventilador y leña, su familia sorteaba la escasez provocada por el bloqueo. "En Gaza, nada es imposible", sentenciaba con esa sonrisa que se volvió su bandera.
En las redes sociales, Yaqeen compartía su día a día con miles de seguidores. Mostraba la vida en Gaza sin filtros, pero siempre con un mensaje de fuerza, de ternura, de alegría, especialmente dirigido a los más pequeños. "A pesar de la guerra y el exterminio, estamos aquí para difundir alegría en los corazones de los niños", repetía con convicción.
Jugaba con los niños, los hacía reír, les devolvía, aunque fuera por un rato, una infancia que les había sido robada. En uno de sus últimos vídeos anunciaba: "Hoy distribuiremos helado a los estudiantes de Aisha y a los niños de Gaza". Una acción sencilla, pero cargada de dignidad.
Orgullosa de su identidad, gritaba al mundo: "Esta es Gaza, el orgullo de la nación musulmana". Y lo demostraba con hechos: dejó la escuela para trabajar como voluntaria junto a su hermano en una ONG local, entregando ayuda a quienes más lo necesitaban. "Hoy es una gran celebración para los huérfanos de Gaza. Les proporcionaremos 11.000 paquetes de ropa", contaba en uno de sus reportes solidarios.
Este viernes, su voz fue silenciada. Una niña, una influencer, una activista, una sonrisa en medio de las ruinas. Yaqeen Hammad no volverá a grabar más vídeos. Pero Gaza —y el mundo— no la olvidará.
Su historia, como la de tantos otros niños gazatíes, seguirá hablando. Porque, como ella misma decía, "en Gaza nada es imposible". Ni siquiera, resistir con alegría.