Extremo y centro
El PP y su técnica "atrapatodo": un lema para la movilización, y un discurso moderado para el escenario
La otra cara Aunque Feijóo convocó la protesta y difundió el lema 'Mafia o democracia', evitó pronunciar la palabra durante su discurso; mientras Ayuso agitó a la militancia con un discurso duro.

Este domingo el Partido Popular llenó las calles bajo el lema 'Mafia o democracia', una convocatoria que pretendía unir al partido contra lo que llaman "ataques a la democracia", pero que terminó poniendo en evidencia las tensiones internas que atraviesan.
Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida no dudaron en utilizar un discurso claramente confrontacional. La presidenta de la Comunidad de Madrid no se cortó a la hora de calificar la situación política actual con términos como "dictadura", mientras que el alcalde madrileño repitió la palabra "mafia" en al menos nueve ocasiones, buscando acentuar la denuncia de la corrupción que, según ellos, afecta al país.
Sin embargo, el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, sorprendió con una actitud más comedida y centrada. Pese a ser él quien convocó la manifestación y a haber hecho un tuit minutos antes de que comenzara la marcha, evitó en su discurso cualquier referencia directa a la palabra "mafia". Su intervención fue un ejercicio de moderación que apeló a la "centralidad" y al espíritu de unidad que, según defendió, fue el que llevó al PP a la Moncloa durante la etapa de José María Aznar.
Feijóo insistió en que el PP debe ser un espacio amplio donde "quepa todo el mundo" y en que "nadie me va a mover de la centralidad". Su intención es clara: reposicionar al partido como una opción de consenso capaz de aglutinar a la mayoría de los españoles y dejar atrás los discursos polarizadores. Sin embargo, la imagen resultó algo contradictoria cuando, detrás de él, apareció una bandera del PP que rompía esa apuesta por dejar las siglas en un segundo plano y representar algo más amplio.
El choque de estilos quedó así en evidencia. Mientras Feijóo optaba por la moderación, Ayuso reafirmaba su perfil más radical, defendiendo un sistema de votación interna en el que "un afiliado, un voto" decida en los congresos nacionales, y advirtiendo que ella no piensa dejar fuera a ningún militante, a diferencia de lo que insinúa el líder del partido.
Esta dualidad muestra claramente las tensiones dentro del PP entre un sector que apuesta por la centralidad y la moderación y otro que se siente más cómodo con discursos más duros y polarizados. Este domingo, en esa manifestación, el partido parecía mostrar dos almas enfrentadas, y el mensaje para los asistentes fue tan claro como inquietante: el PP puede ir del centro al extremo, y la pregunta es qué PP acabará prevaleciendo.