¿Mito o realidad?
Javier Juárez opina sobre la leyenda como espía de la condesa de Romanones: "Era básicamente una informadora de base"
laSexta Columna analiza la faceta de espía de Aline Griffith, condesa de Romanones, desde su reclutamiento por la inteligencia de EEUU, hasta su infiltración en la aristocracia española para espiar a los nazis durante la II Guerra Mundial.

El ataque de Pearl Harbor es el detonante para que los norteamericanos entren en la Segunda Guerra Mundial y para que una joven que acaba de graduarse en Nueva York, Aline Griffith se convierta en espía.
En una entrevista que concedió hace ahora 20 años, Griffith relataba cómo antes de convertirse en condesa de Romanones, el incipiente servicio de espionaje de Estados Unidos, la OSS, precursora de la CIA, la reclutó y la entrenó cuando tenía apenas 20 años.
En una casa de campo en Maryland en la que los agentes llevan máscaras para no ser reconocidos, explicaba que "nos enseñaron a utilizar pistolas, también a matar silenciosamente, que era con un cuchillo, también a usar distintos tipos de polvos para hacer a gente hablar".
Aline termina su formación para la OSS en 1943 y se le asigna como destino España. Griffith llega a un Madrid de tablao flamenco y toros donde los nazis están tan integrados que cuando se muere el embajador alemán, Franco monta un cortejo fúnebre multitudinario.
Aline empieza a frecuentar el restaurante Horcher, que se crea en 1943 cuando se destruye el original en Berlín. Según los espías de la época, aquel restaurante fundado con dinero de las SS tenía un sistema de escuchas que incluía micrófonos en las mesas. Mientras Aline espiaba a los nazis, ellos también la espiaban a ella.
Marta García Cabrera, investigadora en la Red Española de Estudios Históricos de Inteligencia, señala que a Griffith se le atribuye una función de informante que aprovechaba los círculos aristocráticos para conseguir información, así como su capacidad para establecer redes de o.
Según la propia Aline, se trataba de "células de mujeres españolas", entre las que había secretarias, cocineras, doncellas "y nos meteríamos en distintos sitios donde sospechábamos que estaban ayudando a los nazis".
Según su historia, que relató en varios libros, hubo momentos en los que fue más allá, como cuando un agente nazi intentó matarla, pero ella disparó primero. Sin embargo, en opinión del periodista Javier Juárez, es Griffith la que se da cierta "trascendencia" en sus libros: "No hay información relevante de tipo militar, de tipo político, era básicamente una informadora de base", afirma.
*Ya puedes ver el programa completo de 'laSexta Columna: Espías españoles en la II Guerra Mundial' en Atresplayer.