Psicología
Entender que la PAU (o selectividad) es solo una nota: "No mide tu inteligencia, ni tu creatividad, ni lo que vales"
Los detalles La psicóloga Irene López nos ofrece algunas claves para afrontar la disonancia que existe ante esta prueba académica: es un examen clave para acceder a una carrera universitaria en este momento puntual, pero que, sin embargo, no define en absoluto el futuro profesional.

Este 3 de junio arranca la PAU 2025. La selectividad de toda la vida, la EvaU o EBAU de los últimos años. Al menos, en casi todas las comunidades de España, a excepción de Canarias, que comienza el día 4, y de Cataluña, que lo hará el próximo 13 de junio. Los resultados, sin embargo, se publican en fechas diferentes.
Y aunque la nota no lo es todo, es importante saber cuándo se publican las notas de los exámenes de selectividad porque, sin duda, es una prueba académica importante para elegir una carrera y/o facultad, pero no determina el futuro profesional, y mucho menos la valía o la forma de estar en la vida.
Es cierto que no es fácil aceptar los resultados de cualquier cosa cuando no son los esperados, menos aún aquellos relacionados con nuestro futuro profesional, y cuando el 50 % del resultado final depende de una prueba cuyo único propósito es hacer un cribado para entrar a una carrera universitaria y/o facultad -y, por qué no decirlo, para llenar de nervios a nuestros adolescentes durante unos días-. Al final, como siempre, todo pasa.
Pero a esas edad tan complicada como es la adolescencia, ese momento tan crucial en que todo parece lo más importante del mundo y en el que, como su propio nombre indica, todo adolece, ¿cómo hacerles entender que su valía, su inteligencia, su talento, su cultura y su curiosidad en la vida no dependen de la nota que saquen en la PAU o selectividad, pero sí influye en el resultado para acceder a la carrera o a la facultad que quieran en ese momento? ¿Cómo se explica esa disonancia?
"Esta pregunta es muy habitual en nuestras consultas en estas fechas", confiesa a laSexta Irene López, psicóloga y directora del centro anda CONMiGOde Boadilla del Monte (Madrid).
"Lo primero que se les intenta transmitir es que la PAU es una prueba importante, pero no es definitoria de su valor personal ni del potencial que tienen. Esta disonancia entre lo que son y lo que esa nota representa puede resultar dolorosa y confusa, porque el sistema educativo tiende a reducir todo a cifras, cuando la realidad es que somos mucho más que un resultado".
Por ello, señala la psicóloga la importancia de ayudarles a separar el "ser" del "hacer". Esto es, "aprobar o suspender, sacar un 7 o un 13, no dice nada de su inteligencia emocional, de su creatividad, de su capacidad de superación o de su ética. Sí es cierto que el resultado abre o cierra puertas formativas concretas en un momento dado, y eso hay que validarlo sin caer en el drama".
Así, el mensaje más poderoso que podemos dar es que "no hay un único camino, ni una sola vía para alcanzar lo que desean. La vida profesional y personal es larga, flexible, y se puede reconducir desde muchos ángulos".
Cómo afrontar el resultado de la PAU
Las familias, los/as profesores y los adultos de referencia tenemos aquí un papel crucial, para intentar hacerles ver todo esto de lo que estamos hablando. En este sentido, y a modo de claves, "debemos acompañarlos con empatía, sin minimizar su frustración, pero recordándoles que una nota no puede resumir su identidad", aconseja López.
Y ofrecerles, por ejemplo, casos reales, alternativas formativas y casos de éxito fuera del sistema tradicional, ya que esto "ayuda mucho a reconstruir el sentido de su recorrido. La clave está en escuchar, contener emocionalmente y reorientar desde el respeto a su propio proceso", añade López.
En estos momentos, enfrentarse un resultado inesperado en la EvAU puede ser un momento emocionalmente intenso tanto para el joven como para su entorno familiar, que sufre también por ello.
Desde el ámbito terapéutico, explica la psicóloga, "lo primero que debemos hacer es validar las emociones que surgen: frustración, tristeza, enfado o incluso vergüenza. Es fundamental que madres y padres acompañen sin minimizar lo que su hijo/a siente, mostrando comprensión y cercanía. Por ejemplo, 'entiendo que estés decepcionado y que esperabas otra cosa' puede ser más sanador que cualquier frase de consuelo forzado.
A corto plazo, es importante crear un espacio de calma para reorganizar ideas sin presión. "Es importante no tomar decisiones impulsivas bajo el peso de la decepción y explorar alternativas de forma realista y positiva, como estudiar en otra universidad, considerar dobles vías de , realizar un grado superior que pueda dar paso posteriormente a la carrera deseada...", afirma la experta.
Y es ahí, donde las familias pueden ayudar "aportando una visión a medio-largo plazo, recordando que este resultado no define ni el valor ni el futuro profesional del joven". Así, es muy recomendable fomentar la idea de que "el camino puede tener desvíos, pero eso no significa que no se llegue al destino deseado" ya que ayuda a reducir la ansiedad y nos devuelve la sensación de control.
Finalmente, aconseja López, es útil promover actividades que les conecten con su bienestar y autoconfianza: deporte, proyectos personales, voluntariado o formación complementaria. Recordemos que la EvAU es solo una etapa en la vida, no una sentencia definitiva: "Lo esencial es cuidar el proceso emocional del joven, ayudándole a mirar más allá del número y a reconectar con sus propios recursos", finaliza.