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MÁS DE UN SIGLO DE VIDA

La evolución del motor de combustión: ¿el principio del fin?

Desde que nacen en la segunda mitad del siglo XIX, este tipo de propulsores han evolucionado, reduciendo su tamaño y mejorando su eficiencia. Ahora se buscan alternativas a los combustibles de gasolina y diésel

Motor de combustión

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El primer gran invento para el nacimiento del automóvil llegó con muchos siglos de antelación, la rueda. El segundo fue el motor de combustión en la segunda mitad del XIX, con el que definitivamente surge la industria de la automoción hace más de un siglo. Ahora, este tipo de propulsión se encuentra en su momento más delicado. Para muchos, ya es el principio del fin.

El primer motor de combustión en un vehículo se integró en un 1886 en un triciclo. Lo hizo Karl Benz, fundador de Mercedes-Benz. Este propulsor tenía una único cilindro y una potencia de 2/3 CV a 250 revoluciones por minuto. Estaba en posición horizontal y ocupaba 954 cm3, un tamaño que no tardó en irse reduciendo para que los vehículos ganasen espacio en el habitáculo y en el maletero.

Motor rotativo

En la década de los 20, el ingeniero Felix Wankel crea un motor que supone el inicio de la modernidad de los propulsores de combustión. Era el motor rotativo que sustituye los rotores por pistones para desarrollar el movimiento y la potencia en el vehículo. Esta nueva mecánica reduce las dimensiones de los propulsores, logra conducciones más suaves y exprime su rendimiento.

Sin embargo, existían recelos sobre este nuevo motor, sus precios, su excesivo uso de aceite o su falta de eficiencia. Durante décadas, estos propulsores se fueron perfeccionando para resolver sus defectos hasta que estos motores rotativos llegan al mercado por primera vez en 1967 gracias a Mazda. Poco después, en los 70, empezaría a generalizarse el uso del diésel como alterntiva a la gasolina.

Además del tamaño, uno de los aspectos que más han cambiado en los motores de combustión es la eficiencia, pasando de poco más del 10% a alrededor del 40%. Gran parte de culpa de este incremento la tuvo el reemplazo del carburador por la inyección del combustible a los cilindros en cantidades más precisas.

Años 90

Este cambio emprendido en los años 90 ha sido fundamental, sobre todo, para el ahorro de combustible y para reducir las emisiones de CO2. Sin embargo, no ha sido suficiente para que las normativas medioambientales provoquen el desplazamiento del motor de combustión a favor de los híbridos o los eléctricos.

Sin embargo, puede existir vida más allá para este tipo de propulsores. Es posible que el motor de combustión se mantenga con vida pero con combustibles más limpios como el hidrogeno o el biodiésel. De hecho, en ese punto se encuentran ahora estos propulsores, en el desarrollo de estas alternativas con la esperanza de alargar la vida de aquella mecánica que dio a luz a la industria del automóvil.

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