¿Quién está detrás?
¿Una operación desde Ferraz? Las dudas que rodean el caso Leire Díez, la presunta fontanera del PSOE
El contexto Salen a la luz audios y conexiones que ponen en entredicho la versión oficial del PSOE sobre Leire Díez, la militante que intentó obtener información comprometida contra dos figuras clave en investigaciones que afectan al Gobierno.

A veces la política se parece demasiado a una serie de espías, y este es uno de esos casos. El nombre de Leire Díez, militante del PSOE y exdirectiva en varias empresas públicas, lleva días sonando en los pasillos de Ferraz, en los grupos de WhatsApp de periodistas, y sobre todo, en los despachos donde más se teme a los micrófonos abiertos.
¿La razón? Intentó conseguir información comprometedora de dos figuras clave en la lucha contra la corrupción en España: el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Balas y el fiscal José Grinda. Los dos han estado involucrados en investigaciones delicadas que tocan a altos cargos políticos, incluso a socios del Gobierno. Y eso, al parecer, no gustaba a todo el mundo.
Según publicó 'El Confidencial', Leire ó a diversas personas para mover hilos y ver si alguien le pasaba "trapos sucios" sobre Balas y Grinda. ¿Su objetivo? Algo "que hiciera ruido", según sus propias palabras, en unos audios grabados sin que ella lo supiera. No cualquier información, no rumores: buscaba algo potente. Algo que pudiera dañar.
Y aquí es donde empieza el culebrón. Porque Leire no es una desconocida. Aunque desde el PSOE insisten en que "es una militante más" y que "no trabaja en Ferraz", hay fotos de ella con altos dirigentes del partido, se la ha visto entrando y saliendo de la sede, y algunos aseguran que trabajaba mano a mano con Santos Cerdán, el número dos del PSOE y uno de los hombres más cercanos a Pedro Sánchez. Él lo niega, claro. Ella también… a medias.
¿Iba por libre o respondía a alguien? Esa es la pregunta que nadie quiere responder. Leire reconoce los audios, pero dice que no estaba haciendo ninguna operación encubierta: asegura que era parte de un trabajo periodístico. No queda claro para quién, ni con qué fin. Tampoco explica cómo alguien sin medios de comunicación detrás ofrece a la Fiscalía y dice tener o con niveles muy altos del poder.
Desde Moncloa se lavan las manos: "no hay ninguna prueba de que hablara con el Gobierno", dicen. Pero cuesta creer que alguien sin una agenda bien nutrida de os tenga esa capacidad de maniobra. Más aún cuando ha ocupado cargos en empresas públicas desde que Sánchez llegó a la Moncloa.
El PSOE, por su parte, ha sido muy cauteloso. En lugar de abrirle un expediente disciplinario, como sí se hizo en su día con José Luis Ábalos, lo que han hecho es abrirle un expediente informativo, que básicamente es una forma elegante de decir: estamos mirando, pero no queremos tomar decisiones aún. ¿La razón oficial? Que todavía no ha violado ningún estatuto del partido. ¿La real? Evitar más ruido del necesario.
Y aquí viene lo más llamativo: según 'El Confidencial', en una de las conversaciones aparece una frase clave: "Esto le interesa al PSOE". ¿A quién se refería? ¿A Ferraz? ¿A dirigentes concretos? ¿A nadie y a todos? Nadie lo aclara.
¿Y funcionó su plan? No. Según las mismas fuentes, no consiguió ninguna información útil. Las negociaciones que intentó abrir para conseguir datos terminaron en nada. Mucho ruido, cero nueces. Pero dejó una pregunta incómoda flotando en el ambiente: ¿quién está detrás de todo esto?
Porque, aunque oficialmente el PSOE quiera desmarcarse, y Moncloa niegue vínculos, queda la sensación de que alguien movía hilos para proteger al partido, sus aliados… o algo más.