Testimonio
Una soldado liberada por Hamás relata el miedo que sufrió durante 477 días por los bombardeos de Israel en Gaza: "Paralizaban tu cuerpo"
Los detalles Naama Levy es una de las cautivas liberadas por Hamás durante el último alto el fuego, que comenzó el 19 de enero y que Israel rompió el pasado 18 de marzo. "Lo que más me asustaba eran los bombardeos. Primero oías el silbido, rezando para que no cayera sobre nosotros...", confiesa.

Resumen IA supervisado
Naama Levy, una soldado israelí, ha compartido su estremecedor relato sobre los 477 días de tortura que sufrió en manos de Hamás, durante los cuales fue privada de comida y agua. Sin embargo, su mayor temor no eran los terroristas, sino los bombardeos de Israel. Naama Levy fue una de las cautivas liberadas por Hamás durante el último alto el fuego, que comenzó el 19 de enero y que Israel rompió el pasado 18 de marzo. En la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, donde exrehenes y familiares de los aún secuestrados se manifestaron para exigir un acuerdo que permita su retorno, la solado ha explicado la brutal realidad que enfrentan los palestinos en Gaza.
* Resumen supervisado por periodistas.
La soldado israelí Naama Levy ha relatado su espantosa tortura de 477 días en manos Hamás, privada de comida y agua. Sin embargo, ha confesado que su gran temor no eran los terroristas, sino los bombardeos de su país, Israel. Naama fue liberada por Hamás durante el último alto el fuego, que comenzó el 19 de enero y que Israel rompió el pasado 18 de marzo.
Su mayor terror era la brutalidad diaria, constante, que sufren los gazatíes, asediados por las bombas y por el hambre: "Primero escuchas los silbatos y rezas para que no caigan sobre nosotros. Luego hay explosiones y suenan tan intensas que paralizan tu cuerpo", confesaba Naama, que ha hablado de su pesadilla personal en en la apodada como Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, donde este pasado sábado, 24 de mayo, rehenes liberados de Gaza, familiares de los aún secuestrados y simpatizantes, se manifestaron.
Cada semana, se concentran para pedir un acuerdo que propicie su retorno, denunciando que su cautiverio se acerca a la "inimaginable" cifra de 600 días.
Cada vez que su ejército atacaba, Naama creía que iba a morir: "Estaba segura de que era mi final. En un bombardeo, para de la casa en la que estaba se derrumbó. Por fortuna, el muro en el que me apoyaba no se vino abajo". Naama tuvo suerte, pero en Gaza esa es la cruda realidad que a diario viven miles de palestinos inocentes, a merced de la brutalidad del gobierno de Netanyahu.